domingo, 8 de julio de 2012

Subordinados de los celulares


La tecnología nos ha permitido una mayor facilidad para comunicarnos entre nosotros, gracias a los avances en los medios de comunicación, que hoy día rompen barreras de distancia y de tiempo. Años atrás, cuando existía la necesidad de comunicarse con alguien, y no precisamente un conocido, vecino o pariente cercano, implicaba un proceso complicado y, sobretodo, extenso, mientras que en la actualidad en cuestión de horas (a veces sólo minutos) obtenemos respuestas con la persona solicitada. Y no es únicamente para contactar a alguien, incluye también la comunicación a nivel macro, es decir, expresar lo que sentimos o decir lo que estamos haciendo en ese instante a todo el mundo (y no exagero).
Sin embargo, la dependencia a los artefactos que nos permiten lograr dicha comunicación, puede llegar a ser lo suficientemente peligrosa como para preocuparse y tomar medidas. Según el artículo "Teléfonos móviles: ¿Utilidad o dependencia?" del periódico El País, dice que: 
"Sir David Bron, presidente de Motorola, la industria de telefonía móvil no tenía idea del éxito que lograría. En una conferencia impartida en 2006, Brown confesó que a mediadios de los 80, la industria pensaba que para el año 2000 habría unos 900.000 teléfonos celulares en el mercado mundial. Cuando llegó el milenio, sin embargo, se vendían 900.00 teléfonos cada 19 horas. Y pese a que el mercado ya está maduro, continua creciendo a un ritmo muy acelerado"
Un estudio realizado por la empresa surcoreana Digital Lab destacó que el 76,5% de los adictos a la telefonía escuchan sonar su celular incluso cuando se encuentra apagado. Y es que como dice mi señor padre “Mi jefe se lleva su celular hasta para ir al baño”, literalmente. Otro aspecto que quisiera agregar, es mi imaginación ¿o la gente le ha perdido miedo a la inseguridad?, en otras palabras, para nadie es un secreto de que en Venezuela, la inseguridad se ha vuelto un elemento más en la cotidianidad, y recuerdo como en las calles no se veía a nadie con algún artefacto tecnológico de última generación (bien sea celulares, reproductores de mp3, entre otros), por el temor  a ser robados. Recientemente, en los viajes que realizo diariamente por el transporte público, me doy cuenta que cada día es mayor la cantidad de personas que van con sus respectivos “Blackberrys”, “Iphones”, “Ipod” o cualquier aparato tecnológico novedoso a la vista de cualquiera. Lo que me hace inferir dos cosas, la primera es que piensan que dentro o fuera del bolso, corren el mismo riesgo a ser robados; la segunda es que la adicción es crítica, y me voy más por la segunda.
Sabemos que los teléfonos celulares ofrecen más que comunicación, está la cámara fotográfica, videos, música, entre otros. La dependencia a la telefonía celular puede generar problemas no sólo como individuos, sino también en el campo familiar, laboral, académico, con la pareja, los amigos, etc., debido a que prefieren invertir su tiempo en las funciones que le brindan los teléfonos celulares, que olviden todo lo que hay en su entorno.
Se han realizado muchos estudios que señalan la aparición de enfermedades debido a la radiaciones que dichos artefactos emiten, entre ellas está el cáncer, riesgo de esterilidad y malformaciones en el feto cuando el teléfono móvil es portado cerca de la zona de los genitales, alteraciones neurológicas en menores de edad, entre otros
No obstante, el uso adecuado del teléfono celular es importante, para así evitar caer en dependencia, y a su vez, eludir problemas en nuestro entorno social, laboral, entre otros. La educación siempre será relevante, como evitar el uso del móvil en clases, obras de teatro, cines, conferencias, entre otros. No hacer uso de las diferentes funciones del aparato como si este fuera a desaparecer. Darle a cada cosa el tiempo que necesita, es decir, no invertir todo nuestro tiempo en el teléfono celular, recordar que tenemos diferentes actividades y deberes que realizar, y a personas importantes que atender.
El teléfono celular fue creado con intención de facilitar la comunicación, no para hacer que este fuera nuestro único objetivo. Tener presente que todo en exceso, hace daño, y que debemos ser responsables y moderados, nos permitirá evitar la dependencia hacia dicho artefacto y mejorar nuestra calidad de vida.



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