La
tecnología nos ha permitido una mayor facilidad para comunicarnos entre
nosotros, gracias a los avances en los medios de comunicación, que hoy día
rompen barreras de distancia y de tiempo. Años atrás, cuando existía la
necesidad de comunicarse con alguien, y no precisamente un conocido, vecino o
pariente cercano, implicaba un proceso complicado y, sobretodo, extenso, mientras
que en la actualidad en cuestión de horas (a veces sólo minutos) obtenemos
respuestas con la persona solicitada. Y no es únicamente para contactar a alguien,
incluye también la comunicación a nivel macro, es decir, expresar lo que
sentimos o decir lo que estamos haciendo en ese instante a todo el mundo (y no exagero).
Sin
embargo, la dependencia a los artefactos que nos permiten lograr dicha
comunicación, puede llegar a ser lo suficientemente peligrosa como para preocuparse
y tomar medidas. Según el artículo "Teléfonos móviles: ¿Utilidad o dependencia?" del periódico El País, dice que:
"Sir David Bron, presidente de Motorola, la industria de telefonía móvil no tenía idea del éxito que lograría. En una conferencia impartida en 2006, Brown confesó que a mediadios de los 80, la industria pensaba que para el año 2000 habría unos 900.000 teléfonos celulares en el mercado mundial. Cuando llegó el milenio, sin embargo, se vendían 900.00 teléfonos cada 19 horas. Y pese a que el mercado ya está maduro, continua creciendo a un ritmo muy acelerado"
Un estudio
realizado por la empresa surcoreana Digital Lab destacó que el 76,5% de los
adictos a la telefonía escuchan sonar su celular incluso cuando se encuentra
apagado.
Y es que como dice mi señor padre “Mi jefe se lleva su celular hasta para ir al
baño”, literalmente. Otro aspecto que quisiera agregar, es mi imaginación ¿o la
gente le ha perdido miedo a la inseguridad?, en otras palabras, para nadie es
un secreto de que en Venezuela, la inseguridad se ha vuelto un elemento más en
la cotidianidad, y recuerdo como en las calles no se veía a nadie con algún
artefacto tecnológico de última generación (bien sea celulares, reproductores
de mp3, entre otros), por el temor a ser
robados. Recientemente, en los viajes que realizo diariamente por el transporte
público, me doy cuenta que cada día es mayor la cantidad de personas que van
con sus respectivos “Blackberrys”, “Iphones”, “Ipod” o cualquier aparato
tecnológico novedoso a la vista de cualquiera. Lo que me hace inferir dos
cosas, la primera es que piensan que dentro o fuera del bolso, corren el mismo
riesgo a ser robados; la segunda es que la adicción es crítica, y me voy más
por la segunda.
Sabemos
que los teléfonos celulares ofrecen más que comunicación, está la cámara
fotográfica, videos, música, entre otros. La dependencia a la telefonía celular
puede generar problemas no sólo como individuos, sino también en el campo
familiar, laboral, académico, con la pareja, los amigos, etc., debido a que
prefieren invertir su tiempo en las funciones que le brindan los teléfonos
celulares, que olviden todo lo que hay en su entorno.
Se
han realizado muchos estudios que señalan la aparición de enfermedades debido a
la radiaciones que dichos artefactos emiten, entre ellas está el cáncer, riesgo de
esterilidad y malformaciones en el feto cuando el teléfono móvil es
portado cerca de la zona de los genitales, alteraciones neurológicas en menores
de edad, entre otros
No
obstante, el uso adecuado del teléfono celular es importante, para así evitar
caer en dependencia, y a su vez, eludir problemas en nuestro entorno social,
laboral, entre otros. La educación siempre será relevante, como evitar el uso
del móvil en clases, obras de teatro, cines, conferencias, entre otros. No
hacer uso de las diferentes funciones del aparato como si este fuera a
desaparecer. Darle a cada cosa el tiempo que necesita, es decir, no invertir
todo nuestro tiempo en el teléfono celular, recordar que tenemos diferentes
actividades y deberes que realizar, y a personas importantes que atender.
El
teléfono celular fue creado con intención de facilitar la comunicación, no para
hacer que este fuera nuestro único objetivo. Tener presente que todo en exceso,
hace daño, y que debemos ser responsables y moderados, nos permitirá evitar la
dependencia hacia dicho artefacto y mejorar nuestra calidad de vida.